Jaime Urrutia
Biografía
Jaime, antes de entrar en materia, ¿qué pasó con Gabinete
Caligari?
"En octubre de 1999, yo comuniqué a Edi y Ferni que no quería seguir. Tal vez ellos
pretendían continuar pero entendieron mis razones. No hubo peleas. Son casi veinte años
juntos y ahora estamos distanciados, nos hemos dado un respiro. Por mi parte, hay cariño
hacia ellos y estoy seguro de que el sentimiento es recíproco. Claro que nunca hemos sido
gente de colegueo, de darse palmaditas en la espalda".
¿Cómo se reintegra al rock alguien que ha sido cantante de un grupo que ha vendido
millones?
"Pasé meses pensándome la jugada, sin compañía ni mánager. Hasta que visité a
Manuel Notario, de Hook, le conté que quería funcionar como solista y se apuntó. Para
discográfica, DRO era la primera opción y las negociaciones fueron positivas: firmé
contrato en diciembre de 2000. Después de todo, Gabinete estuvo al principio con DRO y me
gustaba su estabilidad, algo que no te pueden ofrecer otras compañías. Estabilidad de
gente, que es más o menos la que trabajó con nosotros, y estabilidad de orientación,
que es el desarrollo de carreras largas en el rock y en el pop.¡ Al menos, así lo veo
yo!".
¿Y lo de construirse un repertorio propio?
"Se hizo en complicidad con Esteban Hirschfeld, que no sólo es un histórico del
rock sudamericano: también le considero algo así como mi músico de cabecera desde los
tiempos de Gabinete. Viajé 18 o 20 veces a Valencia, a trabajar en su estudio. Además,
Esteban es muy práctico. Me decía "mira en la hucha" y fue un buen consejo,
cuatro de las diez canciones de "Patente de corso" estaban aparcadas en mis
cajones, hechas desde los tiempos de Gabinete Caligari".
Perdón ¿puedes explicar lo de "Patente de corso"?
"¡También era un título de la época de Gabinete! El secreto debe ser no tirar
nunca nada. Más o menos, significa que me doy licencia para saltar de un sonido a otro.
"Patente de corso" es finalmente un ejercicio de estilo, de múltiples estilos.
Ah, y ya sé que Arturo Pérez Reverte tituló así uno de sus libros pero, insisto, yo lo
tenía pensado desde mediados de los noventa. De todos modos, no me importa compartir un
título con Reverte".
¿Que han pasado más de tres años desde la salida de su primer disco en solitario? Sí,
¿y qué? A un inventor de su altura no se le puede pedir que baile al compás de las
prisas en las que nos movemos los mortales.
Sólo con pausa y reflexión se llega a un disco como El Muchacho Eléctrico. Sólo Jaime
Urrutia es capaz de hacer que parezca sencillo lo complejo. Sólo él puede recordarnos
que son necesarias las "Clases de rock'n'roll" para, un segundo después, y sin
dejar de mirar desde el rock, lanzarse sin red a la esencia de la música popular (que de
ahí viene el pop, nunca lo olvidemos), para buscar la canción perfecta.
Y El Muchacho Eléctrico es justamente eso: una emocionante colección de canciones
perfectas. Canciones que enhebran historias de verdad y se mueven con soltura saltando
géneros, estilos y ritmos para, desde ellos, sonar totalmente inéditas. Para recordarnos
que hay mundos posibles en los que la más rigurosa y concienzuda calidad se hermana con
la comercialidad más rotunda. Muchos buscan, pero sólo superdotados como Urrutia lo
encuentran.
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Mas sobre Jaime Urrutia 
¿Cuántos discos de los que escuchamos incluyen once singles
incuestionables? ¿Cuántos discos actuales no tiene material de relleno? Muy pocos. Pero
así es El Muchacho Eléctrico, un álbum inagotable desde que suena la primera nota hasta
que se diluye la última. Los discos pop son obras de arte popular que han de satisfacer
los paladares más variados sin que los ingredientes empleados en su elaboración caigan
en lo ramplón y lo fácil. La fórmula no está al alcance de cualquiera. Pero es que
Jaime Urrutia no es cualquiera.
. Canciones que superan barreras generacionales, pasan los filtros más rigurosos de
controles reguladores de calidad y pellizcan almas, fibras y corazones de todo aquel que
las escucha. Durante años, al frente de Gabinete Caligari, firmó y cantó temas como
"Cuatro Rosas", "Camino Soria", "El calor del amor en un
bar", "La culpa fue del cha-chá-chá", "Que Dios reparta
suerte"... Y en solitario, con su primer disco, Patente de Corso, nos deleitó con
"Qué barbaridad!", "Castillos en el aire" y "¿Dónde
estás?". Ahora, El Muchacho Eléctrico se antoja como un eslabón más en esa cadena
creativa que le sitúa en un puesto único como compositor e intérprete de delicadas
canciones que saben cómo conectar con todo tipo de oyentes y sensibilidades.
Dentro de un tiempo recordaremos que El muchacho Eléctrico contenía Canciones (así, con
mayúscula) como "Clases de rock'n'roll", "Cariño", "Nada por
aquí" (acompañado al micrófono por Bunbury), "Pasimisí, pasimisá",
"(Saca tu culo) de aquí", "Pitusa" o "Maribel" y que éstas
son clásicas del pop español. Pero, por ahora, son canciones que deben ser disfrutadas
en este momento: estamos asistiendo al nacimiento de un disco clásico y tendríamos que
sentirnos felices por estar viviéndolo de primera mano.
Que nadie deje de mover los pies (y la cabeza). Que se refresquen las ideas y que soplen
nuevos vientos en el pop español, que Jaime Urrutia ha vuelto para alegrarnos la vida. |